sábado, 15 de mayo de 2010

   Me das dolor y sufrimiento, y no se cuanto mas pueda aguantar. Fui yo quien saltó, pero fuiste vos quien me ato la cuerda al cuello. No puedo dejarte ni puedo tenerte. Porque amo tanto a un veneno mortal ? Me quiero suicidar, pasar a algo mas que llorar, cortarse, gritar. Me imagino en el suelo, muerta y nadie llora..
   Nunca me vas a entender, por mas que lo intentes, es tarde.
Necesito ir mas allá, quiero cruzar al otro lado del espejo, donde todo se ve tan bonito.
   Estoy harta de la misma historia de todos los días, es tiempo de darle un fin a un cuento que nunca debió comenzar. 
  Ya no se ni si te importa, si un día desaparezco..
   Se que no soy perfecta, pero lo intento, la báscula desciende como mis ganas de vivir.
   No quiero mas peleas, ni discusiones, quiero que todo sea como antes, cuando eramos felices.
   

domingo, 2 de mayo de 2010

Príncipes y sapos.

   Después de tanto tiempo, después de las primeras palabras.
   Después de los primeros besos, las primeras caricias, después de que todo parece estar perfecto.
   Todo termina, nada es eterno, no es como la primera vez, no creo en cuentos de hadas, pero si en el príncipe, ese príncipe que me ama, ¿ Cuento o realidad ?.
   No tengo ganas de otro día, quizás hoy sea el ultimo, el ultimo beso, la ultima caricia, la ultima vez que me sienta amada por un príncipe que no existe.

sábado, 1 de mayo de 2010

Infancia.

Volví a sentirme esa niña que esconde el abandono en algún rincón de su memoria, que aún no controla su impulsividad, que odia los conflictos. Esa que se metía en su mundo irreal cuando escuchaba peleas, porque odia que le sermonen. Esa misma que hoy volvió a la vieja costumbre de huir para no enfrentar. Llevo la mirada perdida desde hace días. A veces juzgamos a los demás sin preguntar que pasa por esa cabecita. Se me ha olvidado la sonrisa profesional, ya ni ganas de fingir una carita feliz persiste en mí. Prefiero mostrarme tal cual estoy, triste, sin ganas e impotente ante todo. Sin musas. Sin ganas de pensar que tengo que publicar. Sin intención de sonreír antes de contestar el teléfono, para que no me pregunten que me pasa. Sin más, no tengo ganas de nada. Mis ilusiones de niña se pierden en este insípido e imprudente mundo de adultos. Días como hoy me siento sola y sin querer compañía.